Indudablemente una de las grandes riquezas de la región San Martín la constituye su flora y fauna, recursos que deben ser protegidos y conservados en un trabajo conjunto de las autoridades y la sociedad civil,
Y entre la múltiple variedades de flora están las pocas conocidas plantas de incienso, que, sin embargo, ya empiezan a ser requeridas y tener una alta demanda en el mercado, poniendo en peligro su conservación.
El incienso es la resina que se extrae de árboles nativos y que abundan en los bosques de Shunté. Este árbol crece en los bosques montañosos húmedos, entre los mil 200 y dos mil metros sobre el nivel del mar. La recolección del incienso se efectúa mediante cortes (o picas) en la corteza del tronco del árbol para producir el escape de resina, usualmente se realiza entre dos y tres cortes por árbol.
El incienso o resina es muy apreciado y su extracción furtiva y masiva está generando que la especie se encuentre en peligro de extinción. Ante tal escenario, el Gobierno Regional de San Martín, mediante el Proyecto Boshumi, viene tomando acciones para velar por su extracción de manera sostenible y promover acciones para su conservación.
"Actualmente el Proyecto Boshumi que ejecuta la Autoridad Regional Ambiental (ARA), tiene instalado 59 hectáreas en macizo con 322 plantas por hectárea y 30 hectáreas en sistema agroforestal con 70 plantas por hectárea. Esto equivale a 21 mil 88 plantas en total”; precisó Gerardo Cáceres, gerente de la ARA.
Sus usos son como aromatizante, principalmente en actividades religiosas y en el hogar. La resina también se emplea en estado líquido para cicatrizar heridas en combinación con otros productos. Es usada como aceite para curar lesiones, cortes en piel y mordeduras de serpientes.
Asimismo, la madera del árbol se usa para fabricar muebles de menor calidad en comparación con otras especies maderables. En Tocache, zona de Montecristo, se conoce que se paga hasta 80 soles por kilogramo; sin embargo, el precio hasta puede triplicarse en la zona de frontera.